Soldados de la dispersión

Recuerdo amigos de guerras que todos olvidaron, menos nosotros.

Todos ellos destilados en cada herida que recibimos.







Esas heridas son todos los dolorosos lugares donde luchamos.

Batallas que han quedado atrás, que nunca buscamos.







¿Qué es lo que perdimos y qué es lo que ganamos?







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viernes, 19 de octubre de 2012

Artom y las serpientes emplumadas parte 2


Malbert había llegado al pabellón medico hacía unos cuantos minutos antes. El lugar se encontraba inundado en una suerte de ruidos propios de los hospitales (incesantes bips, quejidos y gritos se escuchaban por doquier). Se encontraba ya frente la puerta del cuarto donde Artom se recuperaba del ataque, hacia 4 días  que el ataque había tenido lugar. Según los agentes médicos el joven ya no corría peligro alguno.

Malbert tomo la manija de la puerta, está cedió y se abrió. Vio a su amigo exactamente igual que la última vez, ahí postrado en esa cama  y se le miraba con una expresión triste que se acentuaba aun más por lo demacrado del rostro-pero ya no tanto como los primero días pensó el moreno-.

Le parecía carente de vida, se le notaba sin esperanza alguna y no se parecía en nada al Artom que él conocía. Ese joven con una sonrisa siempre en su rostro, y que era más amplia cuando se encontraba con Amelie, la alegría y amor con los que miraba a su dama. Su amigo amaba con la pasión, candidez y devoción que otorga la juventud, un contraste abrupto con la ferocidad y la sangre fría que mostraba en los combates que junto al moreno habían librado desde el primer momento en que se conocieron.

Malbert se deprimía mucho al mirar a su amigo en ese estado, aparto la mirada de su colega y observo el atardecer, esté tenia matices anaranjados muy bellos y estos, de alguna manera extraña le daban paz, el reflejo de los últimos rayos del sol en el rio eran un espectáculo magnífico, ya que lograban bañar la abundante vegetación próxima a los márgenes del rio con destellos,  y daban al cuadro una belleza inigualable. Recordó, cómo hacía ocho meses conoció está tranquila ciudad, llamada Nanchital, según él, su significado es el lugar del nanche. Llego a la comunidad siguiendo el rastro de un grupo de hijos de la noche que se creía estaban llevando a cabo investigaciones genéticas con humanos, pero después de todo el tiempo transcurrido desconocía la finalidad de dichos experimentos. Él sospechaba que Amelie, obtuvo información valiosa con su última incursión.

Artom se veía a sí mismo  cómo cuando tenía cuatro años, con él estaba su mamá que lo cogía de su mano, ellos se encontraban en el interior del mercado grande de Nanchital. Su mamá compraba unos churros para él, el pequeño estaba ya muy impaciente por comer de aquel pan de dulce, de delicioso sabor y feliz ya que sabía que visitarían a sus abuelos, a los cuales quería con intensidad. Su mamá le dio la golosina y soltó su mano por un momento para sacar dinero de su bolso, el niño pudo sentir cómo unas manos grandes lo tomaban por la cintura y lo levantaba dejándolo en vilo en el aire, el vio a su madre en el suelo (está había trastabillado cuando el hombre que tomo al pequeño, la empujo) gritando por ayuda.

Artom no comprendía  lo que ocurría, mientras el extraño continuaba corriendo su madre se alejaba y el pequeño lloraba a mares llamando a su madre. En instantes todo se torno en oscuridad, no se veía nada y reinaba el silencio total, esté era tan terrorífico que en segundos Artom se encontró invadido por la sensación de incertidumbre. Sin previo aviso una luz tenue apareció en medio de esa noche eterna, el resplandor cobro fuerza y rápidamente comenzó a expandirse logrando que la oscuridad claudicara de manera violenta. Un estallido de luz repentino lo dejo ciego momentáneamente.

Logro  percibir dos figuras borrosas de diferentes tamaños, una era enorme y la otra parecía ridículamente pequeña comparada con la primera. Cuándo al fin logro enfocar, observó nítidamente lo que antes eran manchas borrosas y enmudeció de asombro al ver a una Serpiente de proporciones colosales con una piel un tanto extraña ya que no era del todo escamosa. Sus escamas más bien eran plumas con tonalidades de un verde oscuro muy intenso que se aclaraba conforme se llegaba a las puntas de dichas plumas.

En la cabeza de aquella gigantesca serpiente, descansaba un hombre alto, de tez blanca, con un físico admirable y un semblante sobrio y sereno. Su rostro se encontraba cubierto por una abúndate barba de color negro azabache, aunque no podía detallar del todo la cara del hombre ya que un ligero manto de oscuridad se lo impedía. Artom no pudo pronunciar palabra alguna, ya que el extraño alzo  su brazo derecho y lo señalo con la mano, en ese momento el joven se percato de que  el desconocido empuñaba con su mano izquierda un espadón enorme.

A su mente llegaron  destellos de visiones, el niño Artom se encontraba en un cámara con agua dentro de un laboratorio un poco raro y se sentía totalmente aterrado. Un hombre entró en la zona en la cual se situaba la cámara y el niño sólo vio su tétrica sonrisa. 
               
 Una nueva visión llego tan inesperadamente como la anterior, vio a Amelie en una habitación con muy poca luz, la chica estaba llena de moretones y esto le indicaba  al joven que su amada, había sido golpeada con saña y odio, en la penumbra de la habitación Artom creyó ver lo que parecía un hombre muy alto. De un momento a otro el muchacho comenzó a alejarse de la habitación, traspasando concreto y acero, hasta situarse a una gran altura y bajo  el se podía observar la plaza de la juventud- un recinto donde acontecían de manera constantes los eventos culturales de la ciudad-.Y a su costado la factoría, una zona residencial que daba mucho que desear respecto a su antiguo esplendor. Instintivamente desvió su mirada a la parte abandona entre dicha plaza y el conjunto habitacional, contemplo unos almacenes derruidos.

Una fuerza sobrenatural le obligo a cerrar los ojos, cuando logro abrirlos la luz del sol le lastimo ligeramente, Artom estaba en medio de un enorme valle. Entonces escucho el graznido de parvadas enteras y el crujir de arboles cayendo ante el paso de algo colosal. Dos sombras de proporciones titánicas le negaron al valle la ligera caricia del sol, un par de serpientes hicieron retumbar la tierra ante su peso, una de estas era la hermosa criatura que Artom viera apena hace unos instantes y la otra era igual en proporciones pero de un color negro, pero está no era tan bella como la primera. Las dos criaturas se lanzaron en un ataque feroz, el joven bajo la mirada y aterrorizado vio a Amelie en medio de la cruenta batalla, la chica se notaba petrificada ante lo que sus ojos veían. Solo entonces el pudo hablar o más bien gritar- ¡Amelieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!-.

Malbert perdido en sus cavilaciones, fue abruptamente interrumpido por el grito de Artom.
-¡Amelieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!-.

El moreno giro a tiempo para ver cómo su colega se serenaba al darse cuenta de que había sido un sueño, Malbert se acerco a la cama y tomo a su amigo del brazo. Artom giro el rostro en dirección al moreno, lo vio a los ojos.

-¿Qué pasó y en donde demonios está Amelie?-.´

Malbert sabía que lo que debía responder al joven lo destrozaría, pero por su honor debía ser franco con su amigo.

-Lamento decirte esto amigo pero prefiero ser yo a un desconocido, hace cuatro días Amelie fue raptada durante el ataque al cuartel y aún desconocemos su paradero-.

El terror, la angustia y la ira se reflejaron en el rostro de Artom al mismo tiempo, y su semblante cambio radicalmente, se le miraba abatido y su dolor era palpable. Artom le recordó a Malbert cómo se sentía después de ocurrido lo de María.

-Colega iré por alguien para que te examine, descansa vuelvo enseguida-.  Dijo el moreno al tiempo que salía del cuarto.

Artom se perdió en sus pensamientos, y apenas escucho lo que Malbert dijo. Veía a Amelie con su abundante melena que le caía sobre los hombros, su piel apiñonada que hacia juego con sus hermosos ojos, sus grandes pestañas y sus lindas cejas les brindaban expresividad, terminaban de adornar ese bello rostro su fina nariz y sus dulces y delicados labios. Con su metro setenta resultaba encantadora, sus delgados brazos y sus suaves manos lo enloquecían. Esto convertía a la chica en la mujer perfecta para Artom.

El miedo se apoderaba del muchacho tan solo de pensar en que quizá jamás la volvería ver y la sola idea de tener que vivir sin ella lo hacía morir en vida de una manera lenta y dolorosa.   
Amelie se encontraba en una habitación en penumbra, no podía ver muy bien y aún se sentía adolorida por la última golpiza, con cada interrogatorio la intensidad de la furia del carcelero crecía pero la chica no había dicho ni la hora. Para su buena fortuna hasta el momento no tenía ninguna herida de gravedad. En los cuatro días de cautiverio, no había logrado dejar de pensar en Artom, debía reconocer que contrario a su costumbre, estaba totalmente enamorada del joven desde el momento en que lo vio antes de que se desmayara.

Ella consideraba que el chico  era muy apuesto, con esa hermosa sonrisa y sus ojos de ese café claro en los cuales podía perderse, su cuerpo fuerte y atlético. Le encantaba que fuera tan alto con su metro ochenta y cinco, y su cabello negro le sentaba muy bien con su piel blanca.

Era sorprendente lo poco que se conocían y lo mucho que se amaban, pareciera que se conocieran de toda una vida, ella bromeaba con que vivía su propia película romántica o su cuento de hadas. Ni los golpes y amenazas recibidos le provocaban tanto pavor como la idea de soportar toda una vida sin él.

La puerta de la habitación se abrió y dio paso a una luz muy potente procedente del pasillo, lastimando los ojos de la chica, esto saco a Amelie de su tribulaciones amorosas. Un zumbido rompió el silencio reinante y la chica solo sintió un violentísimo golpe, que le escocía la mejilla y una lágrima de impotencia corrió por su rostro. El agresor al percatarse de ello, estallo en carcajadas y propino una lluvia de bofetadas a la joven, estas eran más violentas que la primera. De la nada una sombra apareció detrás del sádico carcelero.

-Creí haber dado la orden, de que ya no debían maltratar a la humana. Me puedes explicar que hace un insecto como tu ignorando mi autoridad-. Pronuncio la sombra con una gélida voz.

-Discúlpeme amo, prometo que esto no se repetirá-. Respondió el carcelero con una voz que indicaba que era presa del miedo.

-Yo sé muy bien que así será, tu error ha sellado tu suerte y mi clemencia jamás otorga una segunda oportunidad-.El dueño de la sombra apena concluyo la oración y con un veloz movimiento de su brazo derecho, decapito a su congénere cortando carne y hueso, como sí de mantequilla se tratara.

Artom tenía la mirada perdida, cuando Malbert entro a la habitación seguido del médico que se encargaba del cuidado del chico, ambos quedaron sorprendidos al mirar al joven fuera de la cama y vestido.

-Amigo necesito que autorice mi salida del hospital, ya que no debo de perder el tiempo-. Dijo Artom dirigiéndose al médico.

El hombre de la bata blanca solo consiguió asentir, e hizo unos exámenes de rutina y admirándose de la recuperación milagrosa del chico, no tuvo más remedio que dejarlo ir. Artom y Malbert abandonaron el pabellón después de un par de minutos, a medio camino el joven se detuvo y mirando fijamente a su acompañante.

-Colega dime todo lo que sepas de lo que pasa y me importa muy poco los códigos de seguridad que violes por ello-. Pregunto Artom.

Malbert suspiro y respondió con toda sinceridad.

-El nombre del ser oscuro que secuestro a tu chica, es Asramh mejor conocido como el azote de la furia, hace trescientos años desapareció del radar, hasta  el día del ataque. Aún desconocemos la razón y no tenemos indicios de en donde se pueda encontrar, creemos que tiene relación con la ultima investigación de Amelie-.

Artom que escucho todo con atención para no perder detalle alguno, el chico quedo pensativo, analizando cual era la mejor opción, decidió que lo mejor era hablar con el Tlacatecuhtli (General)  Aquiles Cervantes. Cervantes era la máxima autoridad del cuartel y uno de los líderes más importantes dentro de la orden de las serpientes emplumadas, seguro el poseía información que no había compartido con Malbert, y Artom decidió obtener esa información a cualquier costo. Emprendió nuevamente la marcha, con el moreno siguiéndole los pasos. 
Malbert que comprendió que se dirigían a ver al jefe Cervantes, cuando Artom pulso el comando del último piso en el elevador, el moreno no pudo más que sonreír ante la determinación de su amigo de llegar al fondo de este asunto. En unos minutos llegaron a la última planta del cuartel, con un movimiento de la cabeza saludaron a los guardias del pasillo y entraron a la recepción de la oficina del Tlacatecuhtli. Fueron recibidos por un Ocelotl (significa jaguar, y su rango militar vendría siendo el de Teniente), esté era grande casi  de su tamaño.
-soy el Tlacoquemecat (Mayor) primero Malbert Jaguarondi y vengo a audiencia con el sumo sacerdote-. Dijo el morenazo al guardia.
-Lo siento señor, tengo la orden de no permitir el paso a nadie, el líder se encuentra en una conferencia y pidió no ser interrumpido por ningún motivo-. Contesto el centinela.
Artom se percato que la respuesta del guardia, había tomado por sorpresa a su amigo, pero el muchacho no se encontraba de muy buen talante, ignoro lo que el centinela había dicho y se dispuso a entrar a la oficina, el Ocelotl se interpuso pero Artom con un veloz giro consiguió librar el obstáculo.
-¡Mi nombre es Artom Quetzal y lo quiera o no sumo sacerdote tendrá que escucharme, y me brindara parte de su valioso tiempo!- grito el muchacho al tiempo que entraba a la oficina privada del Tlacatecuhtli.


  
 
    

miércoles, 17 de octubre de 2012

Un Blog sobre las aventuras de un personaje de rol.

Qué tal a todos.
Después de algún tiempo sin publicar, por lo cual les ofrezco una disculpa, les traigo un enlace hacia el blog que recientemente acaba de abrir un amigo y seguidor de este blog, que a la ves, es jugador en una crónica ambientada en el viejo mundo oscuro de white-wolf y en la cual yo soy el narrador. El blog  en sí, es algo parecido al diario del personaje en el cual se narran las vivencias del mismo en la crónica. Espero que lo disfruten tanto como yo. Aquí les dejo la liga.
http://diariodediosdado.wordpress.com/2012/10/15/las-mentiras-de-diosdado/

viernes, 28 de septiembre de 2012

Artom y las Serpientes Emplumadas


Ya son las ocho, la noche ha caído totalmente sobre la ciudad de Nanchital, bañándola en un matiz melancólico, que se acentúa más debido a la lluvia torrencial que azota a esta pequeña ciudad al sur de Veracruz. Dentro de la habitación, el joven podía admirar todo el panorama que el lugar ofrecía y encontrándose el muchacho en el edificio más alto de la comunidad, tenía tal vez una de las mejores vistas, si no la mejor de la ciudad.
Observaba como los transeúntes corrían despavoridos por el parque, huyendo de las inclemencias de aquel diluvio, muy propio de la zona. En su mente, el quiosco, que se encuentra en el centro de la plancha del parque, parecía un rostro enorme vertiendo lagrimas, pero lo que más le gustaba, era observar la lluvia golpeando en el rio Tepeyac, cercano a una especie de centro deportivo y recreativo, que en la actualidad dejaba mucho que desear con respecto a su antiguo esplendor.
El joven se perdió en sus pensamientos, mientras continuaba contemplando aquella precipitación, mentalmente hacia una remembranza, de los hechos de la última semana, y como su vida había sufrido un cambio radical, dejando atrás una vida apacible, junto a amigos y familia, pero lo que más extrañaba era su madre; y aunque sabía que en cierta forma libraba esta cruenta lucha por ellos, una sonrisa asomó en las comisuras de sus labios, al recordar la causa de todos sus males, pero sobre todo de la felicidad tan inmensa que en esta semana se había apoderado de él; la sonrisa tan cálida de aquella dama era muy reconfortante para nuestro amante, y sus ojos, sí, esos ojos azules que lo enloquecían, de un azul tan profundo, que él estaba seguro que podían penetrar en el rincón mas oscuro de su alma y así conocer a su verdadero ser, pero lo que le encantaba era ese cabello negro como la noche, que le caía sobre los hombros en finos y hermosos bucles.
Una nueva sonrisa, se dibujo en su rostro, esta era más amplia y definida que la anterior, y continuaba creciendo, ya que había caído en cuenta, que desde el primer momento que la vio, en medio de ese mar de personas, que se encontraban aglomeradas en el parque, por las celebraciones del quince de septiembre, había sido presa de los giros enmarañados del amor, ya que al instante se enamoro profunda e irrevocablemente de la jovial muchacha, de una forma tal que a ojos de cualquier puritano rayaría en la blasfemia y el pecado.

Un estrepitoso ruido, saco a nuestro amigo del mar de ideas en el que se encontraba sumergido, solo para observar como Malbert irrumpía en la habitación, con sus dos metros con diez y su piel morena apiñonada, un contraste con esa cabeza totalmente rapada.

- Amigo si aprecias tu vida, te recomiendo que tomes el arma que mas sea de tu agrado, ya que si no lo haces dudo mucho que los hijos de la noche tengan demasiados miramientos en machacar tu blanco trasero- le dijo el moreno antes de estallar en carcajadas.

Mientras Malbert observaba, a aquel joven  que tenia frente a él, que apenas hacia unos cuantos días había dejado de ser un niño para convertirse en un hombre, y lo que más asombraba al enorme moreno, era que aunque este hombre, en su vida jamás había combatido, parecía ser un guerrero nato, una máquina perfecta a la cual solo le hacía falta una buena aceitada y tendría a un temible compañero de armas, tal vez lo único que no le agradaba de su joven amigo, era su extraña semi-repulsion a las armas de fuego, sabia usarlas y era un excelente tirador, pero prefería las armas de filo, a parecer de Malbert esto era una estupidez, pero respetaba la opinión de su colega; el estallido de la ventana del cuarto saco al instante a Malbert, de sus cavilaciones y su primera visión, fue la de una figura de unos tres metros totalmente deforme, a la cual le faltaba un ojo y la mitad de la oreja izquierda, tenía una piel verdosa y una singular cola muy parecida a la de un león, a penas pudo terminar de apreciar al adefesio y reconocer que era un hijo de la noche de rango menor, cuando este se abalanzó hacia él, pero Malbert que nunca se encontraba desarmado, levanto la uzzy recortada que portaba en ese momento, y recibió a la peculiar criatura, con unos tiernos y delicados besos de plomo, a la par nuestro joven amigo, de nombre Artom, que observo prácticamente toda la escena, abría la puerta de la habitación que daba a un pasillo y espada en mano, se dispuso a explorar la ruta de escape, encontrándose, con una encarnizada lucha entre los miembros de la orden de la serpiente emplumada y los hijos de la noche, un bullicio tenía lugar dentro del cuartel, que lo inundaba de imprecaciones, así como de gritos, unos de dolor, otros de miedo, unos cuantos de batalla, pero lo que más se percibía en el ambiente, era el hedor a muerte y la pestilencia de la desesperanza.

Repentinamente, un zumbido de una hoja cortando el aire, alerto a Artom, que pudo parrear ese mortal golpe, mas por un puro reflejo que por acto consciente, su adversario un hijo de la noche pequeño en comparación de la media, con apenas un metro setenta, tenía el cuerpo como el de un trasgo, su rostro una mezcla extraña entre un ogro y un trol, con los característicos colmillos de estas dos razas. Artom sabía todo esto, ya que era un fanático, de la ciencia ficción y la literatura de fantasía, los ojos de la abominación, eran como los de un felino y su piel rojiza con tonalidades casi negras, le daban un aspecto terrorífico a la ya poca agraciada criatura, se baten en duelo en una serie de ataques relampagueantes, con un dobles de la espada, cercenó el brazo de su rival y con el siguiente movimiento de su espada termino con el sufrimiento de tan infeliz criatura, decapitándola con un  corte limpio. Artom apremiado por la necesidad de saber, la suerte de Amelie, la dama poseedora de su corazón y su ser, giró instintivamente para comenzar la búsqueda de su amada, a sabiendas de lo mortífera que esta podía ser (Artom siempre se preocupaba por ella), apenas había dado unos cuantos pasos, cuando se encontró de frente con Malbert, que lo estaba buscando.

-Sí, ten calma, yo sé bien en donde se encuentra ella, se me olvida que cuando uno es joven y se entrega a la tormenta de pasiones y emociones, así como a la dulzura del amor, el corazón se impacienta, al no saber el destino de la persona amada-le dijo su fornido amigo.

Antes de que Artom siquiera pudiera formular la pregunta a su amigo, a veces se asombraba de lo bien que analizaba a las personas Malbert, con esos ojos café claro, y después de decir esto emprendieron el camino en busca de Amelie. Se abrieron paso por el campo de batalla, a través de una lluvia de plomo y una tormenta de acero, dejando tras de sí un camino de muerte y destrucción. Los dos amigos llegaron rápidamente al segundo nivel, girando primero a la izquierda y posteriormente a la derecha, encaminándose en un pasillo algo estrecho, lo primero que Artom vislumbro fue la espesa cabellera negra de Amelie danzando en el aire, mientras su sensual figura daba giros mientras se batía en duelo con dos oponentes, muy parecidos al primer hijo de la noche, al que Artom había dado muerte. A uno de ellos le dio muerte rápidamente, trazando un arco descendente con su hacha sobre el rostro de su adversario, partiéndolo a la mitad, brotando un fuerte chorro de sangre, que le cubrió el rostro parcialmente; al segundo lo saco de combate con una ráfaga de su Magnum especial calibre .45, en tanto el duelo se desarrollaba nuestros dos amigos se acercaron a Amelie, que cuando hubo terminado el duelo, la joven solo tuvo que girar sobre si, para recibir a su amado, con la mas cálidas de sus sonrisas y besarlo de una manera tierna y apasionada, y saludo a Malbert con un gesto que solo la camadería y la confianza pueden lograr.

Apenas hubieron terminado los saludos, nuestro jóvenes amigos se vieron envueltos en la onda de choque generada por una explosión, que redujo a escombros el muro exterior del pasillo, los tres amigos volaron y cayeron a unos ocho metros de donde se encontraban.

En lo que quedaba del muro, un hombre o lo que parecía un hombre entro, y su caminar tenia la elegancia propia de la nobleza, lo que le daba aire de un gran monarca que se encontraba rodeado de un aura sobrehumana, de unos dos metros treinta, un cabello rojo como el fuego, Artom que fue el primero en incorporase y que ayudo a Amelie a hacer lo propio, pudo observar la mirada gélida como el hielo de aquel hombre y sus ojos blancos como la nieve, que las únicas diferencias que tenia con cualquier otro hombre en apariencia, eran sus ojos, y las orejas de gato, con las cuales estaba dotado; Malbert que estaba terminado de incorporarse, solo pudo ver la silueta de Artom que se adelantaba para atacar al desconocido; dio un salto en el aire y dio un golpe a su nuevo rival, que con su mano desnuda paro la hoja de la espada de Artom, y con un movimiento de su cadera propino una patada violentísima, que proyecto al muchacho contra la pared contigua, el primer pensamiento de Malbert fue cubrir a su prominente oponente con una ráfaga de su arma, pero antes de que pudiera ejecutar la acción su enemigo ya se encontraba sobre él y con un derechazo de acero, saco al instante al enorme moreno de combate, giró sobre sí y observó despectivamente a Amelie, la tomo en brazos y aunque esta intento oponer resistencia, de nada sirvió  ante la colosal fuerza del extraño. Artom que se encontraba a un aturdido por el golpe y bastante maltrecho, intento interponerse en el camino del captor de su amada, ante la escena, el extraño dibujo una tétrica sonrisa en su rostro.

-Ja, ja, no me hagas reír escoria, no eres rival para mí-dijo el guerrero letal, a lo que Artom respondió

- Tal vez sea cierto, pero a la que llevas ahí, es a la mujer que amo y por tanto aunque en la campaña se me vaya la vida, mientras siga vivo impediré que abandones este lugar con ella en tus brazos-. Al desconocido, algo le llamó la atención, que con su increíble velocidad sujeto por la muñeca a Artom, y con un movimiento de su mano lo proyecto nuevamente hacia la pared, aunque esta vez no con tanta fuerza.

-Amor mío, ¡no!, maldito monstruo, ¡suéltame!, que ya verás lo que quedará de tí, cuando termine contigo por hacerle daño a mi amado- prorrumpió Amelie, a lo que el desconocido respondió con un sonido gutural.

 Artom que se encontraba tendido en el suelo vio cómo su rival se perdía a través de los restos del muro exterior, y cómo Amelie gritó su nombre, antes de perder el conocimiento.

lunes, 27 de agosto de 2012

Star Wars. Antiguos secretos de la Fuerza. Misiones que cumplir. Parte III



            Mientras Clash Rendar se dirige a la escotilla de carga, los padawan y la bothan se dirigen a las torretas para vigilar al enemigo.

            -Rendar, estamos cerca de la cápsula, el piloto está vivo, apresúrate-Escucha decir Rendar, al rodiano. Mientras se abre la esclusa, se escucha la respiración un poco acelerada de Clash enfundado en un traje de espacio -Entendido, allá voy.
           
            Mientras utiliza los cohetes del traje para impulsarse fuera de la nave, se oye su respiración entrecortada, después de un corto trecho los activa en reversa para no estrellarse con la cápsula. El piloto está dentro, algo agitado y tratando de reactivar los controles de la cápsula.
           
            -Pero mira a quién tenemos aquí, relájate amigo, voy a cortar el seguro de tu escotilla, te sacaré en un momento.- dirigiéndose al piloto

            -Rendar, ¿ya lo tienes?

            -Ya casi, solo tengo que cortar su escotilla- por el intercomunicador del traje de Clash se oyen rugidos y gruñidos del wookie.

            -¿Escuchaste eso Rendar?

            -¿Por qué no vienes a hacerlo tú eh, alfombra parlante?, además, ¿quién dijo que teníamos que rescatar a los sobrevivientes?

            -Grurghh agruhhgurr

            -Ahh, claro, cómo no se me ocurrió que los trajes de espacio no están diseñados para wookies.

Manipulando hábilmente el cortador de plasma por los bordes de la puerta de la cápsula, Rendar logra despegarla del cuerpo de la cápsula. Dirigiéndose al padawan de raza zabrac mientras lo ayuda a abandonar la cápsula:

            -Listo cuernitos, déjame ayudarte a llegar a mi nave. Menos mal que pasaba por aquí, ¿no crees? –A lo que el agradecido zabrac, contesta

            -Ya lo creo Rendar, esto compensa tu última estafa.

            -Escuchaste Urgnagh, abre la escotilla.

Al entrar por la escotilla de carga y después de cerrar la esclusa presurizada, unas manos pequeñas y peludas ayudan a Rendar a sostener al zabrac. A través del traje de espacio se escucha apagada, la voz de Rendar.

            -Ehh Urghnagh, tu novia el tapete con patas es muy acomedida, no la dejes ir alfombra gruñona, te pones de mejor humor después de verla.

La bothan de pelamenta violeta y ondulada, al escuchar las palabras de Rendar se sonroja provocando que su vello facial se rice aún más. Por el auricular general de la nave se escucha gruñir airadamente al wookie.

            -Está bien Urghnagh, no es para tanto. Insisto, deberías raparte la cabeza para que no se te caliente tan rápido, yo sólo estaba haciendo un inofensivo comentario. Breedo interrumpe por el intercomunicador

            -Rendar mejor cierra tu bocota  y apúrate, que las vainas no están teniendo ningún tipo de piedad y están exterminando a cuanto republicano encuentran  en su camino, a este pasó solo encontrarás escombros allá afuera.

            -¿Sí? Pues no veo que te pongas un traje de espacio y me ayudes, soy yo quién arriesga el pellejo allá afuera.

Clash pulsa el panel de control y la escotilla interna se cierra, permitiendo que la exclusa externa se vuelva a abrir. De nuevo se escucha la voz del rodiano en el comunicador de Clash

            -Rendar espera, una cápsula de escape cercana pide auxilio,  la están atacando esas cosas.

            - ¿Y vamos a ir? Breedo ¿estás loco? ¿Acaso quieres enfrentarte directamente a esas cosas?

            -No puedo creer lo que oigo, ¿¡Clash Rendar, tiene miedo!?

            -¿Cómo crees Breedo?, es sólo que acabo de arreglar el Ebon Hawk, y no quiero que se le vaya a rayar el casco. Después de todo, mi nave es clase capital.

            -Y dado que soy un cañonero experto, no tenemos nada que temer ¿o sí, Rendar?

Aun con el transmisor encendido se le oye susurrar muy bajo a Clash –Maldito rodiano, en cuanto pueda voy a bajarte de mi nave de una patada en el trasero.

            -No oí Rendar, ¿qué dijiste?

            -Preguntaba si ya llegamos a la cápsula.

            -Ya casi, ¡prepárate!, en lo que me deshago de la basura- Se oye el retumbar de los cañones blaster del Ebon Hawk.

            -¿Breedo, lo destruiste?

            -Eh, sí, bueno casi.

Y mientras Clash pulsa los botones del panel de control, de la esclusa exterior.- ¿Cómo que casi? ¿A qué te refieres? ¿Fallaste? ¿No que eres “tirador” experto? –Clash sale al exterior de la nave, y observa la cápsula de escape cercana, bastante dañada, con el aire escapando por varios agujeros en su estructura, y la puerta totalmente fundida al armazón de la cápsula.

            -El impacto fue directo, y aunque la cosa esa salió volando, no la vi muy dañada que digamos

            -La cápsula está muy dañada esto va a tomar tiempo. Urghnagh conéctame a la frecuencia de auxilio de los ocupantes de la cápsula.  Ey, los de ahí dentro, ¡¿pueden oírme?!

Entonces se escuchan otras voces por el comunicador de Clash

            -¡Aquí!, ¡ayuda!, somos la cápsula 4487……

            -¡Cállense! Ya estoy aquí afuera. ¿Alguien de ustedes trae un arma blaster?

Una voz de hombre y una de mujer contestan al unísono

            -¡Sí!
            -Entonces disparen sus armas al mismo tiempo, a las orilla de la puerta.-Mientras dice eso, Clash se aleja de la cápsula, y observa como del Halcón sale la barabel enfundada en su traje de espacio, y haciéndole señas con las manos para que se retire se dirige a ella –Atrás lagartijota, o nos rostizan con los blasters.

            -No eres muy educado, ¿cierto?.

            -Cuando salgamos de aquí, si es que lo hacemos, y aunque no seas mi tipo, te invitare un café para que podamos conocernos, aunque la piel escamosa no es lo más sexy que se me antoja de una pareja.

La respuesta de la hembra barabel, fue interrumpida por los disparos de blaster provenientes de la cápsula.

            -Suficiente muchachos, aléjense de la puerta nosotros nos encargamos del resto. – y volteando dice- Ayúdame lagartija.

            -Me llamo Shalla’amar

            - Y yo Clash Rendar, pero puedes decirme Clash. Ahora, ¿podrías ayudarme a abrir esta puerta? No quiero que las cosas que nos atacaron, me utilicen de tiro al blanco.

Fuera de la cápsula, Clash y Shalla’amar trabajan con los cortadores de plasma,  a lo lejos se ven destellos de los combates que se están librando, fragmentos flotantes del Star Destroyer,  cuando de repente por el comunicador de los dos astronautas se escucha una voz femenina.

            -Atención, creo que ya nos detectaron, deben darse prisa.

Clash mete las manos entre la puerta y el cuerpo de la cápsula, para levantar la pesada puerta, en seguida Shalla’amar también jala del pedazo abollado de metal que fue la puerta, y juntos logran separarla. Después ambos ayudan a salir a los dos ocupantes de la cápsula. Y Shalla’amar les pregunta

            -¿Están bien?

            -Luego les revisamos los raspones, lagartija, hay que regresar al Ebon Hawk. Apresúrense.

Clash Rendar abraza a uno de los pasajeros de la cápsula y acciona sus propulsores en dirección a la nave, Shalla’amar hace lo mismo con el otro pasajero. Casi a la mitad del camino se escucha por los radios.

            - Uarghh grorgh augrr oghrr ghriarrrgh ughrr urgh.

            -¿Dices que se nos están acercando 3 asteroides en formación de combate? Y ¿qué esperas para encender los motores Urghnagh? Breedo  deja el puente y ve a una de las torretas a prepararles la bienvenida –volteando hacia la otra pareja de astronautas y agitando la mano derecha en dirección a la nave- ustedes dos muevan sus traseros o necesitaremos que nos rescaten a nosotros.

Sobre el fondo negro del espacio,  que hay detrás del Ebon Hawk, cuando el último de los cuatro astronautas está ingresando a la nave, se ven tres destellos luminosos, que se acercan rápidamente al Ebon Hawk. Dentro de la nave se oyen tres gritos diferentes, acompañados de gruñidos del wookie

            -Nos disparan
            -Nos disparan
            -Nos disparan
            -Uuuaaarrgggrr

Clash, sale disparado por los corredores, gritando

            -¡Enciende los motores Urghnagh!, ¡enciéndelos!

Los motores sub-luz de la nave rugen, sacudiendo a sus ocupantes. Cuando Clash llega al asiento del piloto se sienten 3 impactos sobre la nave

            -Menos mal que traemos los escudos arriba ¿no Urghnagh?

            -Aghuughh oghaagh  goghh

            -¡¿Cómo que los escudos ya están al 50 %?! Pues que disparan esas cosas. ¡Devuelvan el fuego! , ¡¿Qué esperan, una invitación?!

La nave acelera a máxima velocidad, bajo las hábiles manos de Clash, da varias vueltas cerradas y giros para tratar de escapar de sus perseguidores,  las torretas del Ebon Hawk escupen continuas ráfagas de láser, sobre los enemigos, hasta que…..

Una pequeña explosión y una sacudida se sienten a bordo de la nave, varias alarmas y luces indicadoras se activan en la cabina de control, chispas brotan de los paneles, chamuscando pelos del wookie,  el cual emite gruñidos de sorpresa y rabia.

            -Y ¿ahora qué?  ¡Demonios!, Urghnagh, tu novia acaba de volar una de nuestras torretas.-Se oyen gritos de júbilo por la radio

            -¡Iajuuuuuu! ¿Qué te pareció eso, eh? Acabo de derribar a uno  Rendar.

            - Muy bien, supongo –con tono sarcástico- ya solo faltan dos. Iiiijaa. Eso me pasa por dejar a subir a extraños a mi nave. Atención todos, no se descuiden.

¡Boom, boom, boom, boom boom! Cinco impactos directos y cinco sacudidas, hacen saltar las alarmas y luces que faltaban en los paneles de control, incendiando el que está del lado derecho y detrás del asiento del piloto.

            - Grhurrggghh, urghh grarrghh aurhghh grorghhh

            -Ya sé que perdimos los escudos, apaga eso –señalando al panel incendiado- Necesitamos ayuda aquí. Urghnagh prepara la computadora de salto, nos vamos, la nave no aguantará otra ráfaga. –A la cabina entran, Breedo,  la twi´lek que estaba en la cápsula de escape, la twi’lek padawan y el zabrac padawan. Breedo con la ropa medio chamuscada y cara de preocupación se dirige a Clash y Urghnagh

            -Tengo malas noticias

            -¿Más? ¿Además de perder los escudos?

            -Sí, además de eso. –Clash se queda viendo fijamente el rostro del rodiano, luego posa su mirada en los rostros de sus acompañantes.

            -¿Y bien? Esperas autorización de algún superior para informarme, o tú también quieres que te invite un trago.

            -Perdimos 3 torretas, y, ahora tenemos……..

Con voz siseante Shalla’amar indica por el intercomunicador interrumpiendo el discurso de Breedo

            -He derribado a otro, pero ahora tenemos 6 enemigos persiguiéndonos.

Después de un momento de desconcierto, Clash toma control de la situación.

            -Breedo, siéntate aquí y ayúdame no nos deben volver a tocar. Urghnagh, prepara el salto al hiperespacio, tú –dirigiéndose a la twi´lek de piel azul- ¿sabes de naves?- la twi’lek asiente con la cabeza- revisa la nave. Y ustedes jedi dirigiéndose al zabrac y la twi’lek de piel violeta- vean si hay heridos y atiéndanlos.

Mientras que el zabrac voltea y se dirige al interior de la nave, la twi’lek de piel violeta con voz calmada pero firme se dirige a Clash

            -Yo me quedo, creo que puedo ayudarte a detectar las naves enemigas.-Con gesto de incredulidad Clash voltea a verla un segundo.

            -¿Acaso sabes usar los sensores de detección?

            -No, pero tengo otros medios, más efectivos.

            -¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?

            - La Fuerza, todos los organismos vivos la poseen, por tanto pueden ser detectados a través de ella.

            -Si tú lo dices.

La twi’lek, cierra los ojos,  respira profundamente, y señala.

            -Ahí, al frente de nosotros del lado derecho 3 naves enemigas se aproximan.

Breedo revisa los sensores, y niega con la cabeza. –Allí  hay nada.

            - Breedo, ya sabemos que el radar no las detecta, trata de ajustarlo.

Después  de unos segundos, de manipular el tablero, la cara del rodiano es de sorpresa. -Ahí están tres meteorito-naves acercándose a nosotros justo por donde ella dice.- y él y Clash voltean a ver el rostro de la twi’lek, que se queda callada y expectante. Clash regresa su mirada al frente y ajusta los controles de la nave.

            -Bien, vamos a movernos.

            -¡¿Directo hacia ellos?!  ¡Estás loco! –grita Breedo.

            - Ahora quién tiene miedo. Cálmate boca de trompeta, dispara una nube de misiles hacia ellos. Solo espero que los otros tres no puedan seguirnos.

            -Yo me encargo de eso si tienes cargas sísmicas en este plato volador, Rendar.

            - No lo escuches querida-murmura Clash acercándose a los controles al frente de él.-Claro que tengo cargas sísmicas, pero…

            -No te preocupes Rendar, después de todo soy el experto.- después de decir esto, el rodiano pulsa varios botones en su panel frontal y el superior. Mientras tanto la twi´lek sonríe y sin dirigirse a nadie en particular

            -Ustedes son muy divertidos.

            -Uuurrgh grughh augrrhh ugrrrhh

            -¿Qué a donde programas el salto hiperespacial? A donde sea, siempre y cuando sea lejos de estas cosas.-La twi’lek interrumpe y mirando fijamente al wookie

            -Al sistema Bimmiel.-El wookie voltea a ver a Clash, que contesta.

            -¿A mí que me vez bola peluda? Ella es la jedi. – Y señala a la twi’lek

            -Gruurr

            -¿Listo? Espera mi señal entonces. Todos sujétense de donde puedan. Esto va a estar ajetreado. ¿Breedo? Ahí vienen.

            -Aún no Rendar.

            -Casi nos tienen en la mira, nos van a …..

Pulsando los controles de disparo el rodiano grita -¡¡¡Ahora!!! ¡¡¡Mueran!!!.-Doce misiles salen disparados en dirección a las naves enemigas, van trazando trayectorias en espiral, los cazas enemigos tratan de maniobrar para esquivarlos pero el del extremo izquierdo, recibe ocho impactos seguidos de los blaster  frontales del Ebon Hawk, desintegrándose mientras maniobraba. Se escucha la voz de la twi’lek, - Vienen tres más por detrás.

            -No por mucho tiempo- dice Breedo pulsando los botones del panel superior. Al mismo tiempo Clash grita

            -¡Ahora! Urghnagh ¡Sácanos de aquí!

Ya con el camino abierto, el Ebon Hawk entra al hiperespacio, dejando tras él las explosiones de las cargas sísmicas que le permiten escapar de sus perseguidores.

¡Puf!, se oye salir de todos los intercomunicadores de los pasajeros de la nave. Breedo y Clash recargan el rostro en el panel que tienen enfrente. Clash levanta el rostro y sonriéndole a la twi’lek

            - Por cierto, mi nombre es Clash, guapa, este es Breedo –señalando al rodiano-  y ese de allá es mi amigo Urghnagh.

            - Mucho gusto, mi nombre es Kunny Lunn y soy una aprendiz jedi.

            -Encantados preciosa.-Clash, activa los altavoces de la nave. –A todos los pasajeros de mi nave, nos vemos en la sala de guerra para discutir nuestra situación en 5 minutos, por el momento estamos a salvo.